Claro que es posible mantener el peso logrado y un peso saludable
Por María Laura Porcel. Licenciada en Nutrición.
Al haber iniciado un tratamiento de descenso de peso, es imprescindible saber y conocer que será un proceso, un “camino” por el cual se transitará un tiempo, en algunos casos más corto o más largo, no siempre exclusivamente dependientemente de los kilos que tengamos que bajar y además ese “camino” será específicamente distinto en cada persona. En el transcurso de este proceso de descenso de peso, será responsabilidad del profesional nutricionista transmitir los conocimientos necesarios y claros acerca de las mejores opciones para que su alimentación sea la conveniente y adecuada a sus necesidades y características propias (etapa biológica, estado de salud, gustos, horarios, lugares de ingesta, intolerancias alimentarias, actividades sociales en las que “casi siempre” hay comida, posibilidades económicas, comidas familiares, viajes, etc.). Diría que esto es lo que se llamaría bajar de peso de manera saludable. Entonces, pudimos llegar a la meta de pérdida de peso habiendo logrado lo que nos propusimos. Aquí es exactamente donde arranca el nuevo desafío y hasta diría que el más importante, esta nueva etapa de nuestro camino de descenso de peso es lo que conocemos como mantenimiento.
Costó esfuerzo, tiempo, ganas, actitud, voluntad y además paciencia y perseverancia, sin embargo es justo el momento en el que a veces nos relajamos y hasta podría decir que es muy común no prestarle atención y hacer como que se ha olvidado todo ¡ERROR! esta etapa de mantenimiento es, sino la más valiosa, un período primordial en la cual nos debemos permitir renovar nuestras fuerzas que nos dejarán continuar teniendo perseverancia y constancia. Me permito decir que de nada sirve haber bajado de peso si luego se aumentarán nuevamente los kilos perdidos e inclusive a veces más kilos quedan añadidos a los que se tenía antes de bajar.
Es interesante tener en claro que habrá que continuar haciendo todo lo que aprendimos e incorporamos durante el tiempo de descenso de peso porque esos cambios que se lograron serían lo que llamamos hábitos alimentarios y de estilo de vida saludables como por ejemplo haber logrado ordenar las ingestas del día y hacer actividad física regularmente.
Alimentarse bien significa, entre otras cosas, comer a lo largo del día con moderación y variedad. El primer aspecto, moderación, está asociado a la idea de distribución, es decir repartir los alimentos en varias ingestas, como por ejemplo 4 o 6 comidas al día para favorecer la digestión y la vitalidad a lo largo de toda la jornada.
El segundo aspecto, variedad, asegura la incorporación y aprovechamiento de todos los nutrientes necesarios para crecer y vivir saludablemente.
Es verdaderamente beneficioso comenzar el día con un desayuno completo y de ser posible en un ambiente relajado, a veces hay poco tiempo en este momento, pero a no desesperar, podemos tomar parte del mismo cuando nos levantamos y completarlo durante la mañana, por ejemplo mientras estamos haciendo nuestras actividades. No debemos dejar de lado el almuerzo, la merienda y la cena que también son fundamentales al momento de repartir la energía y los diferentes nutrientes que vamos incorporando al organismo.
Todo esto combinado con una actividad física regular ayudará a sentir bienestar, dentro del cual un punto no menor sería poder manejar mejor la ansiedad y el estrés que tan frecuente está en los relatos que se escuchan en las personas ya que son estados bastante comunes en la vida moderna y “sin tiempo” que llevamos. No es cierto que porque tengamos poco tiempo para comer estemos obligados a comer mal y no nutritivo, siempre se puede hacer algo que sea más adecuado y saludable aunque sigamos sin tiempo y apurados para comer. ¡Siempre!